reinserción social – #SinMiedoaSer https://www.metgroup.com.mx/sinmiedoaser Una campaña por un país libre de violencias, incluyente y seguro para todas las personas. Terminemos con todas las formas de discriminación y violencia. No las generes, no las toleres, no te calles. Fri, 13 May 2022 22:39:40 +0000 es hourly 1 https://www.metgroup.com.mx/sinmiedoaser/wp-content/uploads/2021/12/cropped-SinMiedoaSer_Logo_Color-32x32.png reinserción social – #SinMiedoaSer https://www.metgroup.com.mx/sinmiedoaser 32 32 Adriana Alanís https://www.metgroup.com.mx/sinmiedoaser/adriana-alanis/ Sun, 21 Nov 2021 23:09:10 +0000 http://www.metgroup.com.mx/sinmiedoaser/?p=1088

Una amistad incondicional. Adriana Alanís creyó toda su vida en la amistad. Ese sentimiento afectivo hacia una persona que no es tu familia, en la cual están asociados valores fundamentales como el amor, la lealtad, la solidaridad, el ser incondicional, la sinceridad y el compromiso. Para ella, una gran amistad se cultiva con el trato cotidiano y el interés recíproco a lo largo del tiempo.

Ella sabe que ningún ser humano es perfecto y que todas las personas cometen errores, pero está convencida de que “no nacimos para perjudicar a los demás”. Sin embargo, cree que a muchas personas hoy en día no les importa pasar por encima de otras con tal de lograr sus objetivos personales.

A lo largo de los años Adriana ha llamado amigos o amigas a mucha gente, pero equivocarse con dos personas le costó muy caro.

Confió en un hombre y una mujer a quienes les brindó su ayuda pensando que su relación era recíproca, sin imaginar el daño tan grande que le harían a ella y a su familia. “Gracias a esas dos “grandes amistades” conocí aquél lugar del que nadie quiere hablar y mucho menos conocer: la prisión.” Uno de esos “amigos”, era su jefe.

Estuvo recluida durante cuatro años y medio cumpliendo una pena en el Reclusorio Femenil de Santa Martha Acatitla, tras ser acusada del delito de robo agravado por haber tomado $120,000 de la institución financiera en la cual laboró durante 13 años, cuando estas personas le pidieron ayuda económica para resolver un problema.

Ella pensó que responderían y darían la cara por ella, pero no fue así. “Fue una puñalada por la espalda, no respondieron a la confianza que les tuve algún día y me llevé la gran sorpresa de que me dejaron sola en el momento que más los necesité.”

“Tuve que ejercer el papel de pagadora, porque ellos no quisieron pagar el dinero que había tomado de la bóveda que estaba bajo nuestra guardia y custodia.” 

Adriana reconoce su responsabilidad: “Ese dinero no era mío. Sin embargo, por no saber decir NO y tener un acto de solidaridad y amistad, no lo pensé y lo presté.” Con el paso del tiempo, ha logrado curar el odio y rencor que durante varios años albergó en su corazón. “Una gran lista de personas me dieron la espalda. Pero, ¿para qué recordarlo?”

Cuando salió de aquel lugar, la cárcel, comenzó una nueva vida llena de un sinfín de experiencias y aprendizajes. Poco a poco, a través del tiempo, ha recuperado su seguridad y la confianza en ella misma.

“¿Amigos? Hoy en día, te puedo decir que los cuento con los dedos de una sola mano y me sobran, pero la mejor experiencia que me dejó todo esto, ¿sabes cuál es? Hay que saber decir NO y poner límites a cualquier relación afectiva con cualquier persona, incluyendo a tu familia.”

Tú puedes ayudar a construir una sociedad en la que vivamos sin miedo a ser quienes somos. Un México incluyente, en el que nadie pueda matar nuestros sueños con su odio. Un país seguro para todas las personas.

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Beatriz Maldonado https://www.metgroup.com.mx/sinmiedoaser/beatriz-maldonado/ Sun, 21 Nov 2021 23:07:39 +0000 http://www.metgroup.com.mx/sinmiedoaser/?p=1073

El rojo carmín. Tiene 54 años. Se llama Beatriz Maldonado Cruz. Como muchas mujeres, es capaz de hacer cualquier cosa para proteger a su familia. Tiene dos hijos, una hija, su nuera, dos nietos y a su mamá, a la que llama de cariño “viejita chula”. 

Un día, un grupo armado llegó a su casa a cobrar una deuda que su esposo tenía con ellos a causa de su adicción. Era una cantidad estratosférica para Beatriz. Los hombres pusieron una pistola en la cabeza de su nieta de tres años y amenazaron a todos los integrantes de la familia.

“Al ver esa situación, pedí e imploré que me llevaran con la persona que les había ordenado entrar a mi casa.” Unas horas después fueron por ella y al paso de los días se vio obligada a comenzar a vender drogas; hasta que la extinta Agencia Federal de Investigaciones (AFI), con más de 200 elementos federales y un helicóptero, la detuvo y casi toda la familia: 22 personas en reclusión, a 9 de ellas las fueron dejando libres porque no tenían ninguna responsabilidad, tres estuvieron en la correccional de la Ciudad de México. 

“Fue una arrastrada al corazón. Me sentenciaron a seis años de prisión en Santa Martha Acatitla.” En ese lugar su vida se convirtió en un mundo de soledad, tristeza y decepción… Fue un duelo porque dejó desamparados a su hija, nieta, nuera y a su hijo menor. “Eran grietas en el alma saber que mi familia sería discriminada.”

Creyó que con su sentencia había acabado su proceso, pero no fue así. En octubre de 2011 fue trasladada a la prisión de las Islas Marías, en el océano Pacífico. Un lugar en el que cualquier persona con entereza y valentía, se dobla. “Me fui con el corazón a punto de colapsar. Lo único que me reconfortaba era un lápiz labial rojo carmín, que era una forma de pensar que estaba viva.” 

Cuando se le terminó su labial, encontró en el betabel que recibía de alimento la manera de seguir pintando sus labios y mejillas, para distinguirse del color beige del uniforme que portaba y de su entorno. 
 
Su estancia en ese lugar fue un infierno para Beatriz: había malos tratos, comida incomible, órdenes y castigos por todo y por nada. “Había un cuarto al que le decían la borracha, con temperaturas de 40 a 45 grados, en el que parecíamos camarones andando”.

A Beatriz la castigaron en más de cinco ocasiones. “Yo solo pedía una oportunidad de volver a ver a mis hijos y mi madre.” En el año 2012 ganó un amparo y regresó a Santa Martha Acatitla. En enero de 2016 por fin llegó el día en que pudo volver a vivir sin represión. 

 “¡La culpa de mi valentía fue lo que ocasionó mi prisión! Fue una mala decisión”

Ahora, Beatriz es integrante de Mujeres Unidas X la Libertad, en defensa de los derechos humanos de las personas privadas de la libertad, que alguna vez fueron su familia.

Las mujeres dentro y fuera de prisión, no somos mujeres de segunda clase, tenemos derecho a vivir con dignidad y libertad.

Tú puedes ayudar a construir una sociedad en la que vivamos sin miedo a ser quienes somos. Un México incluyente, en el que nadie pueda matar nuestros sueños con su odio. Un país seguro para todas las personas.

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